La espectacular primera mitad de la Juventus, con un excelso Mario Mandzukic, provocó un terremoto en el Real Madrid al descanso. Zidane trató de recomponer el equipo y sacrificó a Gareth Bale y a Casemiro, que dejaron su sitio a Asensio y Lucas.
Particularmente decepcionante fue la actuación del galés, que apenas se mostró en una ocasión en la que rozó el tanto con un taconazo y que volvió a 'partir' al equipo con su escaso trabajo defensivo.
El atacante blanco no fue una solución en el juego estático y tampoco aportó demasiado al espacio, con sus clásicos desmarques.
Su irreconocible partido pudo haber firmado su sentencia en el Real Madrid, justo cuando todos los rumores apuntan a una salida en el próximo mercado de verano. Tuvo su oportunidad y no justificó que su suplencia en Turín fuera injusta.