Arda Turan apareció por Barcelona con una sonrisa imborrable. Lógico. Llegaba a un club que acababa de proclamarse campeón de Europa, que contaba con la 'MSN' y que había visto en el turco una pieza perfecta para seguir dominando Europa. Se equivocó, claramente.
El Barça abonó 35 millones fijos (además de ciertas variables) al Atleti, que perdió a uno de sus faros en las últimas campañas. La prensa catalana habló de la insistencia de Luis Enrique por Arda, que aunaba talento y gol como para habituarse rápidamente al fútbol barcelonista.
Y tiempo tuvo, aunque no en partidos oficiales, ya que el turco no pudo debutar hasta enero por una sanción que la FIFA interpuso al Barcelona. Cuando pisó el césped, Arda apenas mostró nada. Sólo completó tres partidos en Liga y disputó tres en Champions. La Copa, prácticamente, ni la olió.
Aquello se tomó como una primera puesta a punto. Con una pretemporada más, Arda debería volver a ser el del Atleti. Cierto es que comenzó la 2016-17 con buenos registros goleadores, gracias en parte a las lesiones en la 'MSN'. Tras ese halo de luz, Arda volvió a perderse.
No jugó ni la mitad de partidos en Liga y sólo disputó nueve completos, en Champions partió de titular en un único encuentro y en la final de Copa se quedó sin vestir. Aquello fue un mensaje de Luis Enrique, el cual recibió Valverde.
Ha sido el 'txingurri' el que ha puesto punto y final a la etapa de Arda en el Barcelona. Le dejó de lado desde el primer momento y ha tenido que ser el Istanbul Basaksehir el que rescatara al otomano de sus infiernos. Arda, un absoluto desastre para el Barça.