Mediante un comunicado oficial, el mandamás del equipo de Salónica pidió perdón y reconoció su culpa por haber hecho algo que no está permitido, pero quiso ponerle justificación a los actos que protagonizaron las portadas de los medios deportivos de todo el mundo.
"Lamento mucho lo que ha sucedido. No tenía derecho a entrar en el campo de esa forma, pero mi reacción estuvo causada por la grave situación que atraviesa el fútbol griego", comentó el mandamás del PAOK, que portaba una pistola en su cintura cuando invadió el terreno de juego.
Los motivos para que Savvidis acabara protagonizando tal incidente, según él mismo, fueron "la anulación del gol, la interrupción del partido, las protestas y la entrada en el terreno de juego de docenas de hinchas".
Por último, Savvidis se denominó a sí mismo una especie de justiciero: "Como se podía degradar mucho la situación, decidí intervenir. Mi objetivo era proteger a los miles de aficionados del PAOK que estaban en el estadio y evitar así bajas humanas. No tuve intención de interferir en la labor del árbitro ni amenacé a nadie".