Nadie ha ganado este año en estadio del Shakhtar y eso no es casualidad. Nápoles, Feyenoord e incluso City fueron las víctimas previas al cuadro de Di Francesco, que pidió clemencia durante toda la segunda mitad para llegar vivo al Coliseum.
Un partido dividido en dos que acabó con vencedor y vencido. El vencedor fue un Shakhtar que supo remar a contracorriente y que no bajó los brazos cuando llegó la tormenta. El vencido, el cuadro italiano, que se relajó desde que volvió de vestuarios y lo acabó pagando.
Tres pecados capitales del fútbol castigaron a los italianos. El primero, el de creerse superior por su nombre y por la calidad individual de sus jugadores. El segundo, el de descuidar su defensa frente a una de las delanteras más rápidas de Europa. Y el tercero, no recular cuando el Shakhtar más apretaba.
Eso sí, empezó muy de cara el partido para los italianos. Ünder destacó por encima de todos. El joven turco de 20 años, que debutaba en Champions, dio una clase de 45 minutos, demostrándole a Europa lo que lleva enseñando en Italia las últimas semanas. Dzeko, aunque desafortunado de cara a puerta, también tuvo grandes momentos. Y el juego de bandas con las subidas de Florenzi y Kolarov fue muy influyente.
Pero, ante tanto nombre, con tanto veterano sobre el campo, tuvo que ser Ünder quien abriera la lata al aprovechar un magnífico pase filtrado de Dzeko al filo del descanso. Momento psicológico, sí, pero para despertar al Shakhtar.
Remontada con argumentos
Siete minutos después de regresar de vestuarios, el Shakhtar ya libraba de igual a igual la guerra del marcador. Ferreyra, aprovechando una empanada de Florenzi, se plantó ante Alisson y clavó la primera puñalada. Pero los ucranianos sólo estaban calentando.
Terminaron de despertar cuando Alisson, en un lapso de unos cinco minutos, salvó dos disparos de esos que entran un 99 por ciento de las veces. Primero le sacó un remate a bocajarro a Marlos y luego un disparo a la escuadra de Taison. El cuadro ucraniano apretó los dientes y aumentó la intensidad para ir a por los goles de los que le había privado el guardameta 'capitalino'.
Fred encontró el 2-1 con un golpeo estratosférico a balón parado que se coló por la escuadra izquierda de la meta romana. Pero no fue suficiente para un equipo que convirtió en una caldera el gélido estadio de Járkov. Bruno Peres salvó bajo palos el 3-1 a un suspiro del final.
Queda viva la eliminatoria y eso ya es mucho para la Roma. Merecida victoria para los ucranianos, pero ahora queda lo más difícil, rematar la machada en la Ciudad Eterna.