Iniesta ha sido, es un jugador de momentos. En la foto del instante decisivo, casi siempre ha aparecido el genio manchego. Cuando quema la bola, Iniesta, deliberadamente o no, ha dicho "pásamela, aquí estoy yo". Si Panini lanzara una colección de estampas sobre acciones importantes, Iniesta tendría ediciones para él solo.
Las cifras muestran una ínfima parte de lo que ha sido Iniesta. Decía el añorado Luis Aragonés que sólo el gol le haría grande, que tenía que dar un paso adelante en ese sentido y marcar más. No le hecho falta al jugador del Barça, aunque sí desarrolló el don de meter varias dianas históricas.
Iniesta, que anunció este viernes que se marcha del club de su vida, acumula varios pasajes mágicos: su gol en Stamford Bridge en 2009, el de la final del Mundial 2010, a Inglaterra en Old Trafford en 2007.. actuaciones antológicas como la semifinal de la Euro 2012 ante Portugal, la final de Copa del Rey 2016 sin Suárez, lesionado, y con uno menos por expulsión de Mascherano, el 5-0 y el 2-6 al Real Madrid...
El hombre de las finales
En las finales se ha descubierto de qué pasta está hecho Iniesta. En 2006, tras completar una Champions espectacular con recitales ante Benfica o Milan, empezó la final de París desde el banquillo. Frank Rijkaard quiso asegurarse con un experimentado Van Bommel. Fue un jovencísimo Iniesta quien desatascó al equipo entrando desde el banquillo y quien inició el camino de la victoria contra el Arsenal. Tres años después, en un partido en el que jugó con dolor (reconocido por él mismo) por varios percances musculares, una carrera de Iniesta habilitó a Eto'o para que hiciera el primero al United en Roma. Wembley, Berlín... Iniesta estuvo en todas.
Por encima de todas sus actuaciones memorables, su prórroga en la final de la Copa del Mundo 2010 contra Holanda. Con dos selecciones absolutamente destrozadas por la tensión física, mental y futbolística, Iniesta pidió la bola. Ya no es sólo el gol: caño a Robben, un tacón en la jugada que acabó en gol... Mientras los mortales se meten debajo de la cama, emerge el mejor Iniesta. Al alcance únicamente de elegidos.
Vacunando al Madrid
Su exhibición copera ante el Sevilla es su enésimo gran baile. En un futbolista que no ha destacado por sus cifras, no es casual que el Madrid sea el segundo equipo al que más goles ha metido (tres, siendo el Málaga el primero con cinco). Goles todos ellos decisivos: marcó en un 3-2 en la vuelta de Supercopa de España 2011, en el 3-4 en la 13-14 y el 0-4 de la 15-16. Sin Messi titular en este último choque (entró en la segunda parte), el de Fuentealbilla se echó el equipo a la espalda.
Iniesta, un jugador decisivo que va más allá de la estadística en un deporte cada vez más tiranizado por la estadística. Con el Barça ha disputado casi 750 partidos y ha anotado más de 60 goles. Teniendo en cuenta que lleva más de 15 años en la élite, la media es baja. Qué le importará a Iniesta, que desde 2008 ni siquiera ha brillado en el plano asistente: no llega ni a 90 pases de gol. Ni diez por temporada. Hay una explicación: su particular habilidad para parir la jugada, para originarla antes que ejecutarla. En el arte de dar la asistencia al asistente, Iniesta es el rey.
Capitán, emblema y seguramente mejor futbolista de la historia de España, reconocido por todos los campos del mundo menos para las cabezas pensantes de 'France Football', Iniesta dice adiós. Al menos quedan nos quedan sus cromos.