De hecho, esta expresión fue la utilizada por el club madrileño para homenajear a sus jugadores y sus aficionados. El Sevilla nunca fue muy superior al Leganés. A la hora de la verdad apareció la calidad del conjunto andaluz, pero el Leganés mantuvo viva la llama del milagro hasta el 90.
Calidad pagada a precio de oro ante un Leganés que ha subido escalón a escalón. De Segunda B a semifinales de Copa del Rey en menos de cinco años. Ése sí que es el verdadero milagro, el de Asier Garitano y un club ejemplar labrado a base de sudor y planificación.
El Leganés conquistó el Bernabéu con un plan similar al presentado en el Sánchez Pizjuán. Faltó el veneno y la pegada de entonces. En cuanto a juego, el conjunto 'pepinero' intentó percutir por la banda y ser ordenado. En cuanto no lo fue, porque se lanzó en busca del empate, sentenció el Sevilla.
El mundo es para los que se atreven y se ha atrevido el Leganés, la bandera de una ciudad de apenas 200.000 habitantes situada al sur de una comunidad gobernada por merengues y colchoneros. Ellos no llegaron tan lejos en Copa en esta ocasión. Sí el Lega, orgullo de modestos.