Se plantó en Lyon el CSKA de Moscú con una consigna clara: plantar cara. Y vaya si lo hizo. Sorprendió a un Olympique que llegaba con la ventaja del 0-1 de la ida, pero que pagó muy caro su fragilidad defensiva.
Al borde del descanso, Golovin marcó el primer tanto del partido tras una contra que culminó de forma excepcional: remate cruzado a la misma escuadra de Lopes. Así, el CSKA empató la eliminatoria antes del descanso.
Cornet hizo el 1-1 para los locales tras el intermedio, pero la alegría le iba a durar poco al Lyon. En tan sólo siete minutos el CSKA puso patas arriba la eliminatoria con dos goles casi consecutivos de Musa y Wernbloom.
Mariano volvió a meter a los locales en el partido, pero fue entonces cuando el CSKA supo calmar los ánimos. Enfrió el partido y, exceptuando alguna llegada, no sufrió demasiado para conseguir el pase. Así, eliminó a un Lyon que no podrá jugar la final que tendrá lugar en su propio estadio.