Su país se quedó fuera de un Mundial 58 años después. Ese estrepitoso fracaso provocó, además, su retirada de la Selección Italiana. Pero De Rossi, que repartió lágrimas tras el partido, mostró su cara más señorial con su verdugo.
El diario sueco 'Expressen' publicó que el centrocampista subió al autobús de la Selección Sueca para dos cosas: la primera, felicitar a su rival por la clasificación mundialista. La segunda, pedir perdón por la lamentable actitud de parte de la hinchada italiana, que pitó el himno sueco.
"Nos felicitó por conseguir el pase al Mundial, se disculpó por el comportamiento de algunos jugadores en el partido de ida y por la pitada de los hinchas al himno. Sólo pensamos: "¿sucedió esto? ¡Qué maldito caballero!", declaró el defensa sueco Jansson.