Todo ocurrió en 2009. El desequilibrante extremo aún no había dado el salto a Europa, pero ya maravillaba en Gremio. Y ahí, en el partido más importante de la Liga, una decisión que tomaron sus compañeros de equipo fue definitiva para alterar una competición.
"Fuimos con el equipo reserva a jugar contra Flamengo. Si ganábamos, Inter se llevaría el título. Yo hice unos regates por aquí, otros por allá... pero todos lejos de la portería. Era un partido difícil para estar sobre el campo. No podía entregarme porque era feo, pero teníamos que jugar para ganar. Al final, perdimos 2-1 y todo el mundo lo celebró, todo bien", le comentó al periodista Thiago Asmar.
Las razones que llevaron al jugador y a sus compañeros a "jugar para no ganar" eran sencillas: "Sería una cosa que hubiera manchado la historia de Gremio: dar el título a Inter. La afición de Gremio habría querido matarnos de haberlo hecho. Fue correcto lo que ocurrió".
Además, habló también sobre la visita de la directiva a los vestuarios para incitar a los jugadores a ello. No tuvieron órdenes ni ningún tipo de obligación, pero fueron avisados: "Es normal que los dirigentes visiten el vestuario, sobre todo en partidos tan importantes. Flamengo luchaba por el título y Maracaná estaba lleno. Nos dijeron que hiciéramos lo que quisiéramos, que la responsabilidad era nuestra, pero que si ganábamos, la gente iba a invadir la pista del aeropuerto y no podríamos salir".