De maestro a aprendiz. De crack a crack. La final de Copa fue el escenario perfecto para que Andrés Iniesta le diera un clínic a Philippe Coutinho de lo que supone jugar en el centro del campo del Barcelona.
No es que el brasileño hiciera un mal partido -más bien al contrario, fue uno de los más destacados del Barça-, pero es que lo del centrocampista internacional español en la final copera fue de otro planeta.
Mientras el ex del Liverpool sorprendía con su velocidad y desparpajo y era decisivo para abrir y cerrar la goleada al Sevilla, Iniesta levitó sobre el terreno de juego, dando una verdadera lección de lo que es mandar sobre el campo sin necesidad de dar una voz más alta que otra.
El internacional español se mostró como un apoyo constante para sus compañeros y fue el hombre que canalizó todas las acciones de peligro del Barcelona. Si quiere enfocar su vida después de la retirada a los vinos, él se ha convertido en un gran reserva que hay que disfrutar a sorbos pequeños para evitar que se acabe.
Ahora Coutinho ya sabe lo que se le exigirá a partir del año que viene en 'can Barça'. Si en la final de Copa le tocó hacer de Neymar, se espera que dentro de unos meses se convierta en el nuevo Iniesta del Barcelona. El de Fuentealbilla le pasó el testigo en el mejor momento, pero también se lo puso de lo más complicado. Alcanzar ese nivel sólo está al alcance de los más grandes y al brasileño le toca demostrar que lo es.