Con altibajos constantes, Franck Ribéry ha sido uno de los futbolistas más desequilibrantes de la última década. Un talento como pocos que encontró en el Bayern el lugar perfecto para asombrar el mundo. Sin embargo, el francés pudo haber cambiado Múnich por Manchester... pero Alex Ferguson no quiso que así fuera.
Nos desplazamos hasta el año 2006. Ferguson buscaba por Europa a una nueva joya para su plantilla y le hablaron maravillas de un menudo extremo que despuntaba en el Olympique de Marsella. Ése era Ribéry.
Así, el escocés se desplazó hasta Francia para comprobar en primera persona si las recomendaciones eran acertadas. El partido elegido, un Olympique de Marsella-Bolton de la extinta Copa de la UEFA que terminó sin goles y en el que Ferguson borró cualquier posibilidad de que Ribéry fichara por el United.
"A Ferguson no le costó mucho decidir que Ribéry no era lo suficientemente bueno para el United. De hecho, en el descanso decidió que no era para el United", aseguró Alastair Campbell, amigo personal de Ferguson y colaborador de las últimas memorias del ex técnico de los 'red devils'.
Ribéry se quedaría un año más en Marsella y, pasado ese tiempo, el Bayern pagaba 25 millones de euros por sus servicios y se llevaba a un jugador diferencial que "no era lo suficientemente bueno para el United".