Hace apenas cuatro años, el Málaga de Pellegrini asombró al mundo plantándose en cuartos de final de la Champions. Allí estaba el Borussia, que rascó un 0-0 del partido de ida en La Rosaleda. En la vuelta tuvo a un Málaga heroico enfrente, al que sólo pudo doblegar gracias a la ayuda arbitral. Aquella noche no hubo consuelo para Isco.
Porque aquel Málaga de los Isco, Joaquín, Demichelis, Toulalan o Baptista estuvo a un descuento de plantarse en semifinales. De hecho, el cuadro blanquiazul tenía dos goles de renta ya en el minuto 90. En el recuerdo quedó aquel abrazo de Pellegrini y Joaquín cuando el extremo se marchó al banquillo, ya en el 87. Todo parecía estar en el zurrón.
Pero no. Reus igualaba en el 91 y dos minutos después, Craig Thomson y su asistente no vieron o no quisieron ver dos fueras de juego clamorosos, tras los que Felipe Santana bajó al Málaga del cielo al infierno. No hubo consuelo para la tropa de Pellegrini, de la que Isco era capitán general.
Aquel fue su abrupto final en su primera Champions, pero su fútbol le llevó al Madrid y a seguir disfrutando de la mejor competición continental. Después llegaron tres 'orejonas' para el '22', pero lo que el 9 de abril de 2013 ocurrió en Dortmund nunca podrá sacarlo de su cabeza.